1. AMOR. Tu hijo necesita y espera ser amado por tí. Un amor cálido a través de caricias, abrazos, de dedicación, de paciencia, de tolerancia y de comprensión, no apenas de palabras o de “no te hace falta nada”, es lo que él más necesita para convertirse en un adulto equilibrado y feliz.
Como respuesta a esta actitud tuya, tu hijo aprenderá a dar su amor de igual manera, con actitudes y con palabras.
2. RESPETO. Acepta a tu hijo como es. No lo compares con nadie, no le impongas tus deseos de cómo tiene que ser o de cómo quieres que sea o no sea.
Entiende que va a crecer y a formar su propia vida, probablemente de una forma totalmente diferente de como tú lo has hecho.
Acepta que la gran meta en la vida de este niño es ser él mismo y no la realización egoísta de lo que tú quieres, ni mucho menos, una repetición de lo que tú eres.
Déjalo ser y ámalo a él, no a tu ego.
3. CONFIANZA. La confianza nace y se hace fuerte cuando cada lado sabe que el otro está actuando o va a actuar, dentro de reglas previamente conocidas, esperadas y aceptadas.
Cuando confías en tu hijo, su tendencia es sentirse elogiado y se esfuerza por continuar mereciendo tu confianza.
4. DIALOGO. Platica con tu hijo, razona con él, habla con él, explícale la razón de las cosas. No subestimes su inteligencia ni su capacidad de comprensión. Los niños entienden más de lo que hablan.
Igualmente, dale la confianza, el espacio para que él también diga lo que piensa, lo que siente, lo que quiere.
Enséñale para que diga con palabras las cosas difíciles de expresar: sus miedos, sus dudas, sus inseguridades, sus sentimientos positivos y negativos.
5. LIMITES. Establécele límites a tu hijo, aunque parezca contradictorio, los límites le dan seguridad.
Enséñale que todo en la vida tiene límites y que incluso la libertad es un bien precioso que debe utilizarse con prudencia y responsabilidad.
Déjalo tomar decisiones propias, pero dentro de los límites que tú has establecido.
6. JAMAS LO COMPARES. Para tu hijo, las comparaciones que tú haces (recuerda: eres como un Dios para él), significan la preferencia que tienes por alguien más o un doloroso rechazo que viene de tí.
Nunca lo compares con nadie, ni con ejemplos positivos ni con negativos, ni siquiera cuando lo reprendas por algo que haya hecho.
Corrígelo, sin comparaciones.
7. PRIVACIDAD. Sí, tu hijo también tiene derecho a tener privacidad.
El también necesita tener su propio espacio y a veces, al igual que tú, necesita excluir a otras personas de su vida en ciertas circunstancias.
Permíteselo y respeta ese derecho.
8. NO LO CRITIQUES. Para tu hijo, tú eres como un Dios, eres su referente y constantemente necesita de tu aprobación.
Todo lo que tú le dices lo cree y lo que le dices sobre él, quedará grabado en su mente para toda su vida.
Déjale en su mente mensajes positivos a cerca de su valía, de lo mucho que lo quieres, de lo lindo y lo inteligente que es, no hagas lo contrario, ya que los mensajes negativos que le transmites con mucha probabilidad se convertirán en profecías auto-realizadoras.
Si tú le dices “eres un tonto”, “no sirves para nada”, “eres un burro”, “eres un haragán”, etc., no dudes que más adelante, en eso se convertirá.
No lo mines, más bien aliéntalo y cuando se equivoque y se porte mal NO LO CRITIQUES A EL, REPRUEBA SU COMPORTAMIENTO, NO A EL.
9. NO LE MIENTAS. Enséñale con tu ejemplo, no mientas y no le mientas a él.
No lo engañes, no le prometas algo que no podrás cumplir, porque si contínuamente le mientes, a prenderá no sólo a mentir, sino también a no confiar y a no creer en nadie.
Siempre existe una forma de decirle a un niño lo que realmente está pasando, a cualquier edad.
Los niños son extremamente perceptivos y "se dan cuenta" siempre que pasa algo que no está bien o que no es normal, encuentra la manera de explicarle, de acuerdo a su edad, lo que sucede y nunca le mientas ni lo engañes.
10. NO TE BURLES NI LO HUMILLES. A tu hijo le afecta tremendamente si te burlas de él o si lo humillas. Adjetivos denigrantes y humillantes son sumamente dolorosos para él y destruyen su amor propio, aunque lo digas sólo como una broma.
Respétalo y ámalo como la persona más importante y más preciada en tu vida, sólo tiene un padre y una madre, y ese eres tú.
“Tus hijos no son hijos tuyos.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través de tí, pero no vienen de tí.
Y aunque están contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que tú no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no busques el hacerlos como tú.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer.
Tú eres el arco que se doblega, desde el que tus hijos, como flechas vivientes, son impulsados, hacia un lugar lejano donde tú, ni siquiera tienes el derecho a estar.
Y el Arquero ve el blanco en la senda del infinito y te doblega con Su Poder, para que Su flecha vaya veloz y lejana.
Deja, alegremente, que la mano del Arquero te doblegue. Porque así como El ama a la flecha que vuela, así ama también al arco, que es estable.”
Khalil Gibrán